(estacion de metro San Martin, Buenos Aires)
...es tan peligroso encontrarse con Cortazar en un viaje al rincon del mundo... se comienza por despertar de golpe, seducido por la incitación a dudar de todo, luego todo confluye a el autocuestionamiento del ser e incluso terminas por dudar sobre el regreso a casa...si no fuese por un par de aromas que me harían retornar
"...En uno de sus libros Morelli habla del napolitano que se pasó años sentado a la puerta de su casa mirando un tornillo en el suelo. Por la noche lo juntaba y lo ponía debajo del colchón. El tornillo fue primero risa, tomada de pelo, irritación comunal, junta de vecinos, signo de violación de los deberes cívicos, finalmente encogimiento de hombros, la paz, el tornillo fue la paz, nadie podía pasar por la calle sin mirar de reojo el tornillo y sentir que era la paz. El tipo murió de un síncope y el tornillo desapareció apenas acudieron los vecinos. Uno de ellos lo guarda, quizá lo saca en secreto y lo mira, vuelve a guardarlo y se va a la fábrica sintiendo algo que no comprende, una oscura reprobación. Sólo se calma cuando saca el tornillo y lo mira, se queda mirándolo hasta que oye pasos y tiene que guardarlo presuroso. Morelli piensa que el tornillo debía ser otra cosa, un dios o algo así. Solución demasiado fácil. Quizá el error estuviera en aceptar que ese objeto era un tornillo por el hecho de que tenía la forma de un tornillo. Picasso toma un auto de juguete y lo transforma en el mentón de un cinocéfalo...A lo mejor el napolitano era un idiota pero también pudo ser el inventor de un mundo..."
...es tan peligroso encontrarse con Cortazar en un viaje al rincon del mundo... se comienza por despertar de golpe, seducido por la incitación a dudar de todo, luego todo confluye a el autocuestionamiento del ser e incluso terminas por dudar sobre el regreso a casa...si no fuese por un par de aromas que me harían retornar