"...Hay algo conmovedoramente revelador en el desencanto de aquellos que una noche se arropan con la verdad y amanecen con un resfrío.
Algunos que para defender una nueva libertad, se calan hasta las orejas una boina que preserve de los elementos las convicciones, las seguridades, los compromisos. A la vuelta de un tiempo la gorra es parte de la cabeza. La ideología, un lóbulo cerebral.
Es así como el voluntarismo se convierte en un filtro que solo permite ver aquello que interesa ver. Las impurezas quedan por fuera y el espíritu militante sigue inmune ante el virus de la autocrítica. Entonces quien dice que ha abierto los ojos termina atrapado en su propia ceguera. El mundo como una ilusión..."