Tuesday, May 30, 2006

DESPERTAR


Hay formas que se van proyectando bajo la lejana lucidez del sueño. Se acercan y se alejan lentamente, recordándome la manera en que se mece el mar. Existen noches en que todo se torna claro y es fácil ver las verdaderas almas de estos cuerpos, pintados sobre la intangible tela del sueño. Se puede sentir que estas vanas figuras están repletas de vida... de la verdadera vida, de la verdadera conciencia de que estamos profundamente dormidos en ese infinito océano. Como un volcán que descansa, hasta que el alma de la tierra lo enciende y entonces al fin estalla, erupcionando llamas vivas sobre la superficie. Lo que creíamos muerto, sumido en un eterno letargo, resurge de sus cenizas como un ave fénix, lleno de furia y repleto de amor. Solo entonces, bajo esa extraña lucidez del sueño, puedo comprender que somos ese ave que renace, ese volcán que estalla... Sin embargo al despertar, solo permanecen algunos vagos recuerdos de la verdad y vuelvo a vivir en la inconsciencia, sin saber que sigo dormido, que son contados los amaneceres y larga la noche de lo irreal.

Sunday, May 28, 2006

leer


La casa del hombre se sostiene en cuatro columnas: realismo indudable de la acción, penetración perforadora del pensamiento, recogimiento actualizador de la memoria y anticipación proyectiva de la esperanza. Pero cada uno de nosotros sólo puede construir una pared de esa morada vital, encender unos fuegos, plantar unas semillas. La mayor parte de lo que necesitamos lo recibimos de los demás por la palabra viva; y, cuando ésta ya no es posible, por la lectura. ¿Qué sería de nosotros si no nos hubiera quedado escrita la palabra de los grandes filósofos y científicos, santos y poetas? Somos humanos extendiendo nuestra corta y pobre vida a la anchura y riqueza de quienes nos han precedido en la senda de la verdad y de la misericordia, del coraje y de la utopía.

Sólo quien ha perdido la pasión absoluta de lo humano y se ha aposentado con el sopor del animal en los prados de la inmediatez pregunta por qué leer. ¿Cómo seríamos ya libres sin libros? ¿Cómo seríamos contemporáneos de Sócrates sin Platón, de Jesucristo sin los evangelios, de la «humanitas» romana sin Cicerón, de los ideales y temores de la Edad Media sin la Divina Comedia, del humanismo renaciente sin Shakespeare y del idealismo ensoñador sin Cervantes? Hay que leer para ver con los ojos de quienes han pensado antes que nosotros y así ensanchar las posibilidades propias. El hombre lee para responder a sus necesidades, discernir sus entresijos, encender su soledad, ensanchar sus límites y, sobre todo, para acoger lo que le puede sobrevenir en la palabra de los otros y como don del Otro. La lectura es el espacio de la libertad.

Lecturas funcionales unas, que nos cualifican para el ejercicio de una profesión; lecturas gratuitas otras, que nos ayudan a ser más persona acogiendo el mundo como juego y tarea, viviéndolo como espectáculo, y transformándolo como el artista modela el barro con sus dedos y el escultor la madera con sus gubias. Hay lecturas gratuitamente necesarias para existir con dignidad y respirar con holgura. Hay libros vivos y vivificadores, que alumbran nuestro valor, mientras que hay libros muertos y mortíferos, que por su vulgaridad, rencor o malevolencia, degradan al lector. Hay libros que son como personas vivas y hay personas que son como libros vivos. Cuando el «Índice» de libros prohibidos de 1558 dejó a Santa Teresa sumida en profunda tristeza, oyó del Señor esta palabra: «Yo seré para ti libro vivo»

Hay que leer, sobre todo, aquellos libros que han superado la prueba de humanidad: los clásicos. Estos han dignificado a los humanos tirando de ellos hacia arriba, hacia su mejor yo, y no correspondiendo vilmente a sus pasiones. La cesura cultural más grave que hemos conocido en los últimos decenios es la reducción del libro a producto de consumo, que se elabora por cálculo anticipado de lo que halaga y confirma al lector en sus necesidades inmediatas, otorgando legitimidad a sus gustos o pecados. Se suman todos esos elementos, se agitan conjuntamente, y se le entrega el libro como un bebedizo para anestesiar sus necesidades profundas y sumergirlo plácidamente en sus cotidianas infecciones. En cambio, la lectura de un libro bueno es una de las mayores fuentes de gozo personal, más allá del mero placer instintivo y de la placidez directa.

Hoy es necesaria una lectura informativa y sobre todo formativa, para poder contrarrestar los asedios de aquellos poderes que utilizan la noticia y el dato como trampolín para lanzarnos a la compra de sus productos o arrancarnos la adhesión a sus programas. Sólo quien lee libros y piensa por sí mismo, con saberes fundados y pensamientos confrontados, puede hoy ser libre, perdurar con dignidad. Los mejores teóricos de la democracia han repetido que ésta sólo crece y perdura donde la sostienen una ética real y una real cultura. Por eso yo invito a invertir las proporciones actuales: sesenta por ciento formación y cuarenta por ciento información. La información ante todo por libros, luego por periódicos, después por radio, y finalmente, en medida mínima, por televisión. De esta forma exorcizamos el peligro de convertirnos en masa o en secta, y persistimos enhiestos como personas y ciudadanos libres.

Si alguien me pidiese criterios para saber qué leer, yo le diría que elija: lo que ensancha la conciencia, en el sentido de saber intelectual, y la purifica en el sentido de responsabilidad moral (1); lo que alimenta el gozo de ser hombre y mujer, estar en el mundo y existir gratuitamente (2); lo que despliega ante nuestros ojos universos nuevos de realidad, los abismos de nuestro ser y las cumbres que podemos escalar (3); lo que nos relativiza con la crítica, ironía y sorna llevándonos a pensar en los demás, a contemplar el mundo tan diverso, tan vasto, tan hermoso, y a contar con Dios (4); lo que nos hace fraternales participantes en las diversas formas de grandeza y necesidad humana, discerniendo el poder, la ciencia, la cultura, la santidad, el heroísmo (5); lo que nos llega gratuitamente desde una voz amiga y sabia, sin ningún interés ideológico, político o económico (6); los libros que no están de moda pero que han superado cribas y cedazos porque en ellos ha latido el corazón humano con sus mejores vibraciones, desde la Odisea a la Biblia, desde Virgilio a Dante, desde San Juan de la Cruz a Góngora, desde Goethe a Hölderlin, desde Galdós a Unamuno, desde Dickinson a Edith Stein, desde Eliot y Hopkins a Muñoz Rojas y A. Colinas (7); lo que por la belleza de estilo y finura de espíritu nos arranca a la vulgaridad desenmascarando nuestras complicidades, malevolencias y olvidos culpables (8); lo que nos divierte en el mejor sentido del término y nos hace amar nuestro siglo, a la vez que nos abre a lo eterno y nos emplaza ante el Eterno (9); lo que nos recuerda que somos humanos, entre el animal y Dios (10).

Tuesday, May 23, 2006

Wait...


Waiting for myself

Poison



Sosteniendo una copa, te traigo mi silencio,
sabor amargo de vino seco,
con busqueda de desgracia y espuma mortal.
Una copa de vinotinto con hedores de sinceridad,
con Aroma a nostalgia de alguna amistad perdida,
con instinto desgarrado de supervivencia
y resignacion ante la muerte.

Sin embargo continuas respirando despues del sorbo temeroso,
de la copa de licor seco y de tu asesino silencioso

Sunday, May 07, 2006

frio


A veces las palabras son mentira.
Con apenas unas letras de vida deciden morir. Para después volver a nacer con distinto significado.

Entoces uno las piensa, las manipula, las escribe y las borra.
Las mata de nuevo. Y las revive. y va notando como cabian de color ,amenazando con revelar su sonoridad verdadera.

Hoy el frío es un abrigo que se extien a lo largo de mi cuerpo hasta congelar cada poro.
Ha conseguido filtrarse. Ha llegado al corazón. Me siento como un muerto infectado de vida, confuso, como todas mis palabras.

Me gustaría gritar, pero mis palabra estan muertas.

Amigo Verso

Encontrarse por suerte con el camino perdido. que tiene algo de hierba surgiendo entre las grietas Con parte del asfalto derruido y un poco ...