Friday, September 03, 2010

Salud

Es normal que las grandes cosas comiencen en días insospechados, días desconocidos y a priori sin mayor relevancia dentro de los calendarios. Los amantes del orden literario, del ritmo y el tiempo filológico siempre sueñan con que los grandes acontecimientos de sus historias ocurran en limites temporales marcados por el final de algo previo, concreto, y en limites simétricos con el año, el día, la hora. La vida real me ha dado cuenta de que cada segundo mantiene su relevancia, y una posibilidad insospechada e incalculable de que todo lo que pueda pasar en el universo, puede pasar en ese segundo. Puede llegar a ser inquietante hasta el punto de rozar con el terror saber que cada paso esta marcado por la incertidumbre de no saber donde se pisa.

Quizás es por eso que siempre vivimos contando cada segundo, cada hora, cada espacio temporal; lo encasillamos, los metemos en un pote cada vez mas grande de pasado o de futuro, para que esa inmensidad no nos perturbe. El segundo pasado sera dentro de 59 mas, ya no mas un segundo solitario, si no entrara en el un pote acompañado de otros segundos des orientados, llamados minuto previo, y ese minuto dentro de 59 mas, sera parte de una Hora previa. 3600 de los segundos pasados, metido cada uno en su propio pote y a su vez en el pote mayor.

En fin, lidiamos con la idea de la vida inmutable, buscando un marco de referencia que nos permita respirar con la esperanza de un futuro y un pasado controlable, medible y reprochable en algunos casos.

Ese magnetismo a la vida que no se esta viviendo hoy, nos crea ese sentimiento de tristeza y soledad que algunos llaman nostalgia. Y precisamente, esa nostalgia, se manifiesta en esas fechas , días y segundos, donde la vida nos regala una barra con que medirnos, con que medir nuestras días. Y es que esos días que son una espada del augurio, que nos enseña mas allá del presente siempre evidente. y nos devuelve un poco al pasado. nos enseña donde estuvimos, hace un año atrás, o dos o tres o mas.

Es en esos días donde uno se dibuja la linea en la mano, la de la vida; es cierto que cada quien la esculpe a palmo cada segundo, pero sopla las migajas de polvo solo esos días, y esos días nos da cuenta de como va la escultura.

Esa mirada, es la que tiende a despertarnos, nos agarra y nos da el impulso para seguir esculpiendo cada pote, con cada segundo , o cada minuto. nos ayuda a caminar, a levantarnos, a apuntar mas alto. Nos da energías para cambiar, para empezar de cero. para de una vez por todas, hacer de nuestra vida real, una historia escrita, por la palma de nuestra mano, con aires de sueño literario, de fantasía cortaziana o la épica de Thoreau.
Salud por mis 26 años. Salud por un nuevo yo.

1 comment:

Unknown said...

Simplemente genial. Un abrazo!

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